Autor: Celia Gonzalez – Legal Associate Above Sport Associates.

En estas últimas semanas difícil era pasar más de dos horas sin escuchar o leer algo relacionado con Novak Djokovic, tenista serbio número uno del ranking. Sin embargo, ¿qué es lo que realmente ha ocurrido? Te contamos los hechos mas relevantes que han concluido con la deportación del serbio del país de la Ópera de Sidney. 

Si bien estamos acostumbrados a ver a Novak Djokovic en “el ojo del huracán”, con esta última hazaña digna de novela, se ha superado. A lo largo de la historia siempre ha habido deportistas “turbulentos”, por denominarlos de alguna manera, aquellos que su afán de protagonismo y grandeza chocan con valores del deporte como el respeto al rival y a las reglas de juego, el trabajo en equipo o la cooperación.

Por ello me dispongo a hacer un análisis del evento de la temporada que atisbe un poco de luz a aquellos que aún no saben por dónde ha ido todo el asunto. En primer lugar, pongámosle nombre a los actores del encuentro,  por un lado Novak Djokovic “in situ” y sus allegados desde Serbia, con su padre defendiendo la causa como si de un apóstol asegurando la existencia de Dios se tratase, y por el otro extremo, el Gobierno Australiano, con su Ministro de Inmigración, Alex Hawke, a la cabeza.

El Gobierno australiano y sus políticas han sido reconocidas como una de las mejores gestiones de la pandemia del Covid – 19, por no decir la mejor. Han llevado a cabo confinamientos estrictos de meses de duración, han cerrado sus fronteras de manera prolongada y han impuesto un taxativo régimen de entrada con límites determinados, como es la necesidad de disponer de la doble pauta de vacunación para entrar al país.  

Esto es bien sabido por la gran mayoría de ciudadanos del mundo, o por lo menos, por aquellos que tienen acceso a medios de comunicación internacionales. Por lo tanto y en palabras de Rafael Nadal “él sabía las condiciones desde hace meses”, refiriéndose al serbio. Entonces, ¿qué hizo que Djokovic, aún sabiendo las normas, intentase violarlas?

Así fue como discurrirían los hechos; Novak Djokovic acudía el pasado cinco de enero a Australia bajo lo que el denominaba una “exención médica”, y que según el tenista y sus abogados, le permitiría entrar en el país del sol a revalidar el título del primer Grand Slam de la temporada. A su llegada el jugador fue interrogado, con la posterior cancelación de su visado por falta de pruebas suficientes que acreditasen el cumplimiento de las normas de ingreso en Australia, es decir, la doble dosis de la vacuna. Presentadas las demandas pertinentes contra la cancelación del visado es enviado a un centro de retención de inmigrantes, mientras se examinaba su caso.

Entretanto, los abogados del tenista defendían la validez del visado, asegurando que la Federación Australiana de Tenis y el Estado de Victoria le eximieron de tener que presentar cartilla de vacunación por haber pasado la enfermedad el pasado diciembre. 

Llegados a este punto se produjo la anulación de la decisión que, a su vez, cancelaba el visado del tenista, pero no por la supuesta exención, sino por un incumplimiento de plazos, en tanto que el plazo para la presentación de documentos del que debería haber dispuesto el serbio en el aeropuerto antes de cancelar su visado, no fue el adecuado. En consecuencia, todo apostaba por que el número uno del mundo podría disputar el Abierto de Australia, con todo, esto cambiaría en cuestión de horas. 

Hasta aquí todo suponía un tira y afloja de la justicia, plazos quebrantados, tema de visados y documentación, abogados trabajando hasta altas horas de la madrugada, ruedas de prensa… Sin embargo, en aquel momento, se filtraron imágenes del tenista en un evento público y sin mascarilla en las fechas en las que supuestamente estaba pasando la enfermedad. Por ello y a raíz de las supuestas mentiras, las autoridades australianas deciden volver a examinar la información dada por los abogados de Novak. Este, en un deseo de clemencia, admite haberse saltado la cuarentena, pero afirma que realmente pasó el covid en diciembre y se excusa diciendo que fue su agente quien rellenó los papeles de acceso al país australiano y que cometió “un error humano” al no incluir bien los datos. 

Diez días después de aquel 4 de enero en el que comenzaba el caso, Alex Hawke, Ministro de Inmigración Australiano, le cancelaba el visado “por motivos de salud y orden e interés público” y le retiene por segunda vez en el centro de retención de inmigrantes. Nuevamente, los abogados de Djokovic denuncian la cancelación del visado y es el Tribunal Federal Australiano el que ratifica la anulación del documento y concluye que el tenista será deportado del país, donde podría haber sido campeón por décima vez. 

Como consecuencia directa el serbio se queda sin jugar el abierto de Australia, sin embargo, las consecuencias indirectas de este altercado pueden ser superlativas. El deporte, al fin y al cabo, es un negocio, y las marcas que mantenían contratos de patrocinio con el tenista ya están sopesando el retractarse y parecen buscar vías de finiquito a los contratos que mantenían con el de los Balcanes, en tanto que no quieren verse salpicadas por el escándalo, pudiendo así aminorar sus ingresos. Por no hablar, de que muchos de los contratos de patrocinio vienen supeditados a que este mantenga su posición de número uno del ranking ATP, cosa que parece a día de hoy, imposible, en tanto que Novak siga sin vacunarse, ya que las leyes estatales de muchos de los países donde se disputan los torneos (como Francia o EEUU) no le permitirían entrar y por lo tanto competir, provocando un evidente descenso en los puestos ATP.

A la actitud del serbio, sostenella y no enmendalla. 

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