El negocio que rodea a los “espontáneos” en los eventos deportivos.– Publicado en Diario AS. (30/12/2020)
El valor del deporte – Gonzalo Jiménez
La notoriedad inmediata que ofrecen para algunas empresas este sistema de “ambush marketing”, convertirán esta practica en habitual si no se toman medidas.
Hace un par de temporadas, tras la final de la Champions League de 2019 en Madrid que enfrentaba al Liverpool y al Tottenham en el Wanda Metropolitano, no fueron pocos los medios de comunicación que resaltaron como uno de los destacables del encuentro la irrupción de Kinsey Wolanski, influencer ataviada con un bañador en el terreno de juego.
Hoy hablamos de esta cuestión, porque en el evento deportivo más importante en Estados Unidos este pasado fin de semana ha vuelto a ocurrir, hablamos por supuesto de la final de la Super Bowl en la que Tom Brady hacía historia convirtiéndose él solo «en la franquicia» con más anillos de campeonato. Durante este partido, Yuri Andrade saltó al césped haciendo publicidad de la misma web pornográfica que lucio Wolanski en su bañador.
En el primer caso la influencer aparentemente resulto ser la novia del dueño del sitio web en cuestión y en este caso el propio espontáneo reconoció que dicho dominio era de un amigo suyo que fue quien pagó las entradas para el partido. En este último caso encontramos además un elemento más alarmante y es la circunstancia de que según parece este intruso decidió apostar 50.000 dólares a que algún espectador saltaría al terreno durante la Super Bowl y obteniendo unas ganancias de 375.000 dólares.
Una gran parte de los medios de comunicación se mostraron muy críticos con esta acción e incluso algunos llegaron a tildarla de «idiota» pero (y quizás no sin razón) el propio dueño del sitio web pornográfico publicitado, no dudo en contestar afirmando «Estáis **** molestos porque hemos tenido más atención en 30 segundos que vosotros en toda vuestra existencia».
Vitaly Zdorovetskiy, no es un novato en estas lides y él personalmente ya interrumpió la final del mundial de Brasil 2014, el cuarto partido de las finales de la NBA en el 2016 entre los Warriors y Cleveland, tras lo que consiguió estar vetado en cualquier tipo de evento deportivo. A día de hoy vemos que recurre a otros amigos o conocidos para sus «rentables tropelías», ya que su sitio web ha registrado en estas ocasiones un incremento de tráfico web del 500% y según han publicado algunas agencias, el impacto publicitario estaría valorado en varios millones de dólares.
Resulta evidente que multas de 500 dólares que pago Yuri Andrade esta semana o los incluso 15.000 euros que tuvieron que pagar por la aparición en la Final de la Champions League no resultan en absoluto disuasorias frente a la rentabilidad que obtienen. Es fundamental una concienciación por parte de los medios de dar una difusión lo más limitada posible a estos sucesos sin caer en el sensacionalismo (consciente de la ironía de escribir estás líneas al respecto), con el fin de reducir el impacto mediático de las mismas y no alentarlas o será sin duda cada vez más habitual este tipo de prácticas.
En un año como el actual en que podemos esperar el desarrollo del mayor evento deportivo del mundo como son los Juegos Olímpicos de Tokio, es siempre donde podemos encontrarnos un mayor riesgo de prácticas de «Ambush Marketing», (Estrategias comerciales que vinculan un producto o marca a un evento del cual no son patrocinadores oficiales) y donde las cláusulas de «best effords» de las ciudades anfitrionas tendrán que ser implacables para mantener el espíritu y valor del propio evento.