Florentino ya tiene respuesta sobre el millonario sueldo de Aleksander Ceferin.– Publicado en Diario AS. (05/05/2021)
El valor del deporte – Gonzalo Jiménez
En la era de la Transparencia, ¿dónde está el límite?
En pleno huracán de la Superliga, el debate se centró en una guerra dialéctica sobre la «codicia» de algunos equipos, la guerra de ricos y pobres y pocos se centraron en la pregunta que lanzaba Florentino Pérez en el Chiringuito de Josep Pedrerol, sobre el sueldo de Javier Tebas, Presidente de LaLiga y de Aleksander Ceferin, Presidente de la UEFA en un alegato sobre la falta de transparencia del órgano rector del futbol europeo.
Lo cierto es que el Presidente del Real Madrid, no acertaba del todo, puesto que el sueldo del Presidente de LaLiga lleva tiempo siendo público y notorio, esta última temporada 2,1 millones más 1,33 millones de euros como bonus. Donde sí acertaba Florentino era en una cierta opacidad por parte de UEFA y si bien ya había algunas informaciones sobre las remuneraciones de sus dirigentes, en estos días se publicaba que el propio Ceferin estaría cobrando 2,2 millones de euros, sin posibilidad de bono alguno.
Esta transparencia en cuanto a los sueldos y compensaciones es una tendencia en todos los sectores, podemos encontrar las declaraciones (más o menos creíbles de los políticos) o en los diferentes portales de transparencia de nuestras federaciones deportivas, información relativa a todos estos sueldos de los principales dirigentes de cada entidad. Transparencia Internacional incluso ha desarrollado rankings en esta materia de las Federaciones desde hace unos años, (impulsada por LaLiga, todo hay que decirlo) y las Federaciones que hace unos años obtenian unas valoraciones muy bajas respecto a estos requisitos, han experimentado una importante mejora.
Honestamente, soy el primero a la hora de abogar por la Transparencia y profesionalmente centro mi actividad profesional como especialista en Cumplimiento y Buena Gobernanza para entidades deportivas. Dicho esto, me surge una importante cuestión, ¿en una era en la que todos podemos acceder a estos datos, dónde está el límite de la privacidad? ¿Que datos son verdaderamente necesarios sin caer en el «morbo»?. Desde luego a todos nos puede atraer saber cuanto gana un político (podemos entender un mayor escrutinio al hablar de dinero público), un jugador de futbol, un entrenador o una celebrity, pero considero que debemos hacer un examen de conciencia y ver cuando caemos verdaderamente en el sensacionalismo.
Tengo claro que dichos sueldos deben estar perfectamente registrados y ser controlables por descontado por las autoridades para comprobar que no existan casos de malversación etc, así como por los auditores pertinentes como puedan ser en el caso de las Federaciones del Consejo Superior de Deportes o en los clubes por sus asambleístas. La sombra de la corrupción que se ha vivido en el deporte con casos tan notorios como el FIFAGate no dejan opción a otra solución.
Sin embargo en una sociedad donde el negocio se encuentra en el «click» rápido, son pocos los que reprimen el instinto de ver la última foto intima de alguna actriz que se haya podido filtrar o piratear o en este ámbito el último acuerdo que Football Leaks consiguiese hackear (con un interés tan «público» que resultaba común la extorsión a las víctimas para borrar toda la información que tenía en su posesión).
En diversas ocasiones hemos hablado en este foro sobre la «zona gris» en materia de integridad, y considero que es esta zona se encuentra la revelación de algunos datos de carácter privado como ocurrió con la Lista Falciani, en la que se desvelaban miles de potenciales delincuentes de cuello blanco. Encontramos ese «gris» al poder interpretar que sé está revelando una conducta delictiva y si bien el modo de hacerlo es más que dudoso, en fondo puede tener cierta justificación. Sin embargo lo que actualmente estamos ejerciendo es una presión absoluta para que se publiquen a los cuatro vientos datos económicos y fiscales a priori confidenciales y privados.
Los tribunales han reiterado su posicionamiento a favor de la libertad de información alegando interés público y primándolo sobre el derecho a la intimidad (ya lo comentábamos muy entrecomillado al hablar del caso de Messi).
Considero que este es un camino muy peligroso y aunque es posible que muchos vean en este planteamiento cierta contradicción respecto a la transparencia, considero mayor contradicción en un entorno en el que exigimos a las grandes empresas y redes sociales que eviten la comercialización de nuestros datos y en donde cada vez tenemos que autorizar o denegar más cookies, se exija una exposición pública completa del sueldo de un deportista, un dirigente federativo así como otros datos privados que deberían ser tratados con menor frivolidad y evitar el fomento del morbo público.