La ATP y la WTA plantan cara a Wimbledon y dejan sin puntos sus competiciones..– Publicado en Diario AS. (30/05/2022)

El valor del deporte – Gonzalo Jiménez

Wimbledon se ha excedido en sus medidas políticas contra los jugadores rusos. La respuesta de ATP ha sido clara pero aún tibia comparada con el boicot de 1973.

Cuando el Real Madrid gana su decimocuarta Champions League, ya son muchos los que están pensando en la decimoquinta. En este caso, a las puertas de un Nadal contra Djokovic en Roland Garros, reflexionamos sobre la situación del siguiente gran encuentro del tenis mundial, como es Wimbledon. Generalmente, no solemos tratar un mismo tema tan concreto en más de una ocasión, pero en este caso debido a los nuevos giros, volvemos a hablar del veto del All England Club a los jugadores rusos.

El 23 de marzo, escribía sobre la decisión que la organización de Wimbledon había tomado de no permitir participar a los jugadores rusos y bielorrusos a menos que se pronunciasen en contra de la invasión de Rusia en Ucrania y ,por tanto, en contra del régimen de Putin. Aún no había pasado un mes desde el inicio del conflicto y probablemente nos encontrábamos en un punto álgido del mismo. Cuando en este artículo, me posicione en contra de esta decisión, varios amigos me plantearon que podía no ser bien recibida y pude comprobar que en comentarios sobre esta opinión, la idea de que “estos profesionales que se ganan bien la vida no me dan ninguna pena” y algunas comparaciones con el holocausto eran la tónica habitual.

La discriminación que hace Wimbledon sobre estos jugadores, siguiendo un criterio dispar respecto al del el propio gobierno británico, han provocado que la ATP y WTA dejen sin puntos a este torneo debido al veto. Muchos tenistas, no pudiendo luchar por puntos en el ranking, es probable que se planteen ni siquiera acudir a la cita.

Las implicaciones a nivel deportivo resultan evidentes, el mejor ejemplo es el de Novak Djokovic, que perderá el nº 1 mundial al no poder defender los 2000 puntos de su triunfo en la edición anterior. El propio tenista serbio declaraba, «He perdido 4000 puntos por decisiones políticas», haciendo referencia a su aún reciente expulsión de Australia en medio de la polémica por las vacunas.

Debemos recordar que muchos de estos jugadores rusos, tienen familia en Rusia y además, antes o después pueden querer regresar a su patria. Wimbledon y occidente han mostrado su rechazo ante un gobierno totalitario, un gobierno que recientemente aprobó una ley que permite condenar con hasta 15 años de cárcelpor difundir «noticias falsas» de Rusia o sobre sus fuerzas armadas. Que ruso, tenista o no, va a querer caminar sobre la muy fina línea de lo que un tribunal ruso considerará “falso”.

Muchos tenistas se han mostrado contrarios a esta decisión, entre ellos Rafael Nadal, que afirmo hace unas semanas, “Cuando el Gobierno pone unas medidas hay que seguirlas, pero en este caso es Wimbledon el que toma esa decisión sin tener la obligatoriedad de tomarla, es una decisión muy injusta para ellos”.

El ex tenista ucraniano Sergiy Stakhovsky, respondió a Nadal preguntando si era justa la situación que se vivía en Ucrania y que los niños, por ejemplo no pudiesen jugar al tenis. La respuesta es evidente. No, no es justo. Dicho esto, no se pueden focalizar las medidas en personas individuales concretas obligándoles a poner en peligro su vida o la de sus familiares, y el hecho de como decían algunos comentarios en el artículo anterior, se ganen bien la vida, no justifica esas decisiones.

Sinceramente, creo que a pesar de las declaraciones de deportistas como Nadal o Djokovic, ha faltado una mayor solidaridad con sus compañeros rusos y bielorrusos por parte de la comunidad tenística. Debemos recordar el precedente de 1973 cuando hasta 80 jugadores, incluyendo a 13 de los primeros 16 cabezas de serie, se negaron a jugar Wimbledon boicoteando la competición. Este boicot fue la respuesta de los tenistas a la sanción de la ITF a Nikola Pilić por no acudir a la Copa Davis con su país. Entonces, la recién creada Asociación de Profesionales del Tenis (ATP) declaró que ninguno debería competir si Pilić no podía competir.

Lo cierto es que Nadal o Djokovic, no juegan por los puntos o por dinero, como bien decía Rublev al ser preguntado en París, pero cuando veo el comportamiento solidario de los tenistas en 1973 y el actual en el que pocos siquiera se han pronunciado, me hace pensar que se baten récords deportivos todos los días, pero en valores, hemos retrocedido. Recuerdo una famosa cita mal atribuida a Winston Churchill, que afirma que «los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas».

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