La condena de 6 tenistas españoles por amaño de partidos ensombrece una semana grande para el tenis español

El mundo del tenis rugía esta semana con la gran victoria de un chico de tan solo 19 años recién cumplidos en Madrid. Carlitos Alcaraz, levantaba a la caja mágica y a todos los espectadores, cuando tras haber dejado en el camino a D. Rafael Nadal y a Novak Djokovic, ganaba por la vía rápida a Alexander Zverev. Desde luego para el tenis español, este jugador y la forma que ha tenido de irrumpir en el tenis mundial es una gran noticia por su prometedor futuro y la proyección que puede dar a nuestro deporte.

Sin embargo, y aunque cope muchas menos portadas, clics y visitas, es también relevante atender a un problema grave de este deporte como es la corrupción. Esta misma semana conocíamos que hasta 6 jugadores españoles han sido condenados por participar en una importante trama de amaños de partidos (hasta 14 implicados en total). Estos jugadores han sido inhabilitados para jugar o participar en competiciones vinculadas al tenis por periodos que van entre los siete y los 22 años, tal y como informo la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA).

Este caso ha sido ciertamente grave e inicialmente es importante recordar que la fiscalía, inicialmente pedía una condena de cárcel de ocho años para todos los implicados. Finalmente, ha aceptado dejarla finalmente en solo dos años de prisión después de que los procesados admitieran los hechos. El más conocido Marc Fornell que llegó a estar en el circuito ATP hace algunos años.

La Guardia Civil desarticuló esta trama a finales de 2018 en el marco de la Operación Bitures, cuando desmantelo una organización destinada al amaño de partidos de torneos de las categorías Futures y Challenger.

En otras ocasiones, ya hemos hablado de lo vulnerable que es el deporte del tenis a este tipo de corrupción. Un deporte en el que no es necesario poner a muchas personas de acuerdo, y en donde los matices que deciden un resultado son mucho más sutiles que lo que podría ser un gol en propia puerta o un penalti.

De hecho, según han admitido, esta red contaba con tenistas que «alteraban el curso normal del juego, dejándose perder partidos, sets, juegos o puntos, conforme a lo acordado ilícitamente, para asegurar el resultado de las apuestas». Fornell contaba con un gran conocimiento del sector de las apuestas, y las realizaba a través de otros usuarios para no ser detectado o al menos dificultar la misma.

El juez ha estimado que, por este método, catorce de ellos lograron un beneficio ilícito que en total supera los 3,6 millones de euros.

En 2020 Fornell, nos dejaba una interesante y preocupante reflexión «No creo que los jugadores de alto nivel estén involucrados, pero en los Futures diría que hay más tenistas, ya que los premios no generan el suficiente ingreso para poder continuar. Por tanto, intentas buscar alternativas y muchos lo hacen de esta manera. Algunos también únicamente lo hacen para poder viajar su estancia en el torneo, y el hotel. Sin embargo, la culpa no es de ellos, sino de la ATP e ITF».

Posiblemente, para muchos esta sea interpretada como una mala noticia, pero lejos de eso indica y nos ayuda a confiar en la justicia y que el proceso funciona. Un proceso de cinco años en el que han colaborado la ITIA, las fuerzas del orden españolas (Guaria Civil) y la propia industria de apuestas, a través de la Asociación Internacional de Integridad de las Apuestas (IBIA).

Resulta más patente que nunca, la importancia de instaurar políticas de cumplimiento en las federaciones, los clubes etc así como formar desde los más jóvenes para que entiendan que se están jugando toda su vida por un teórico dinero rápido.

El aliciente es evidente, y hacer lo correcto, no siempre es una motivación suficiente, es por ello que sentencias condenatorias como esta, ayudan mucho a establecer un elemento coercitivo y mostrar que amañar partidos puede acabar con tu carrera en el deporte y además con penas de cárcel e importantes multas económicas ta y como afirmaba la presidenta de la ITIA, Jennie Price.