Con la vista fijada en la fase de grupos de la Eurocopa 2020 llega la profesionalización del fútbol femenino, trayendo consigo grandes cambios a nivel normativo y estructural.
Autor: Leire Murillo Rubio – Legal Associate Above Sport Associates.
Recién iniciada la Eurocopa 2020, cuya organización tantos quebraderos de cabeza ha provocado por motivo de la pandemia, y con el punto de mira en Morata, porque «España no tiene gol», el fútbol femenino es el que ha marcado el gol de su historia este martes 15 de junio de 2021. Este mismo día la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes (en adelante, CSD) aprobó la profesionalización de la primera división de la liga de fútbol femenina, meses después de que la Vicepresidenta Primera del Gobierno, Carmen Calvo, y la Ex Secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, pusieran el proyecto encima de la mesa, tras el paso al frente que consiguieron las futbolistas de nuestro país con la firma de su primer convenio colectivo el 20 de diciembre de 2019 .
Resulta curioso/contradictorio destacar que un hecho tan relevante a nivel nacional, que supone un haz de luz para las mujeres de cara a la consecución de la igualdad efectiva (proclamada por el art. 14 de la Constitución Española) y a la progresiva ruptura del techo de cristal tanto en los despachos como en la propia actividad deportiva, se dé en un momento en el que la atención mediática se centra de nuevo en la máxima competición europea masculina de selecciones. Ello teniendo en cuenta, además, la correspondiente repercusión internacional que conlleva que España sea uno de los pocos Estados del mundo en profesionalizar el fútbol femenino y que suponga la cuarta categoría profesionalizada a nivel nacional, uniéndose así a la Primera y Segunda División masculina de fútbol y la Liga ACB de baloncesto.
De esta forma, la actual Primera Iberdrola pasará a denominarse Liga Ellas y dará inicio a partir de la próxima temporada 2021/2022. Estará formada por 16 equipos, dos menos que en la presente temporada, siendo además el mismo número de participantes antes de que la COVID-19 lo pusiera todo patas arriba anulando los descensos y provocando un aumento de equipos en competición.
La propia normativa deportiva (Ley 10/1990, de 15 de octubre, del Deporte) establece que una competición profesional deberá formarse por el acuerdo de los clubes miembro en un formato similar al que actualmente tenemos con LaLiga, en la medida en que la norma exige la creación de un nuevo ente independiente de la Real Federación Española de Fútbol (en adelante, RFEF), el cual será el organizador de la competición en coordinación con la misma (arts. 12.2 en relación con el 41.1 y 2). Asimismo, el art. 41.3 dispone que «los estatutos y reglamentos de las Ligas profesionales serán aprobados por el CSD, previo informe de la Federación deportiva española correspondiente (…)».
Pero, además de la citada competencia y de la implementación y supervisión de la Liga durante tres temporadas, el CSD ostenta la potestad para calificar las competiciones oficiales de carácter profesional y ámbito estatal (art. 8.e) atendiendo a una serie de criterios (art. 46.2 pfo. 3º), como la existencia de vínculos laborales entre clubes y deportistas y la importancia y dimensión económica de la competición. En este sentido, es innegable que en los últimos años se ha venido despertando un creciente interés a nivel mediático y digital, lo que ha supuesto un mayor nivel de visibilidad y posicionamiento televisivo. Pero, además, tenemos que tener en cuenta que existe un número suficiente de jugadoras profesionales con licencia, hay clubes distribuidos por toda la geografía nacional, se trata de la máxima competición nacional con acceso a la UEFA Women’s Champions League y es una competición que nutre de jugadoras a la Selección Nacional Femenina.
Por otro lado, y de acuerdo con el citado precepto, entra en juego el Convenio Colectivo para las futbolistas de Primera División, que si bien supuso una mejora en las condiciones laborales de las mismas, la calificación profesional de la Liga invita seriamente a la mejora de diferentes aspectos del mismo, pues, entre otras cuestiones, establece una parcialidad del 75% y 16.000 € anuales como salario mínimo. Así, su reforma traerá consigo, en beneficio de las futbolistas, una jornada laboral sin ningún tipo de parcialidad.
El punto fuerte del convenio colectivo nacional, a raíz de los cambios normativos de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (en adelante, FIFA) en apoyo a la maternidad, es que el propio convenio mejora lo establecido por el ente rector, garantizando a las futbolistas una renovación automática al ser madres.
Por lo que se refiere a los clubes participantes en la competición, una de las principales consecuencias derivadas de la profesionalización supone la conversión obligatoria de los mismos en Sociedades Anónimas Deportivas (en adelante, SAD) (art. 19 Ley 10/190), con la salvedad de la Disposición Adicional 7ª, que en su día exceptuó de tal obligación a los clubes participantes en competiciones de carácter profesional en el fútbol por mostrar sus cuentas un saldo patrimonial neto positivo en pro de los principios de responsabilidad económica y jurídica en los clubes de fútbol profesional. Ello supuso la aplicación de la citada exención a Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna, lo que, haciendo una interpretación analógica de la norma, lleva a extender dicha excepción a los clubes participantes en competiciones profesionales de nueva creación, como es el caso de la liga femenina.
Por último, el aspecto más controvertido de las últimas temporadas reluce también con la profesionalización, de la cual se espera que aporte una solución para la venta de los derechos audiovisuales, que, siguiendo la pauta del Real Decreto Ley 5/2015, de 30 de abril, debería hacerse de forma conjunta. Aspecto éste que no se da en la realidad, pues, al amparo del Decreto Ley 15/2020 que modificó el anteriormente citado, los clubes de competiciones no profesionales no están obligados a ceder sus derechos a la Federación. Por ello, habrá que esperar a la finalización del contrato de varios clubes de la liga pertenecientes a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (en adelante, ACFF) con Mediapro en 2022 para dar solución a dicha cuestión.
Así, con los papeles encima de la mesa, sin olvidar que todavía existen importantes obstáculos que dificultan la igualdad efectiva, los avances sociales de las mujeres también se reflejan en el deporte y sobre todo en el fútbol, el cual no es ajeno a esta realidad y, por su potencialidad educativa y mediática, constituye un motor de cambio social y contribuye a promover la igualdad entre hombres y mujeres.