El peligroso precedente que altera la integridad de Moto GP.– Publicado en Diario AS. (25/11/2020)

El valor del deporte – Gonzalo Jiménez

La sanción contra Yamaha dejando al margen a sus pilotos ha podido cambiar el sino del mundial y ninguna otra escudería ha apelado.

Hace poco más de una semana, Joan Mir se proclamaba campeón del mundo de MotoGP recogiendo el testigo de Marc Márquez. El piloto español de Suzuki, cerró una grandísima temporada en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana y mantiene a nuestro país en lo más alto del motociclismo donde ya parece lugar en propiedad.

Escribimos una vez conseguido el titulo para no pecar de quijotismo, pero lo que ocurrió una semana antes es vergonzoso y realmente preocupante para el futuro de este deporte. La decisión de sancionar a Yamaha pero no a sus pilotos, atenta gravemente contra la integridad de la propia competición.

 

 

Esta ha sido una temporada excepcional debido al Covid-19 y para MotoGP atendiendo a su carácter internacional en mayor medida si cabe. Normalmente, la especificación del motor para la temporada está homologada el jueves del primer gran premio, al igual que el primero de los dos carenados aerodinámicos. El reglamento busca con esto dos objetivos, por una parte la reducción de costes para los fabricantes y en segundo lugar, una mayor igualdad mecánica que permita una mayor rivalidad en la pista y un campeonato más emocionante.

Hay ciertas partes del motor que la organización del campeonato de MotoGP se encarga de precintar para evitar posteriores manipulaciones. Unas bridas con un marcaje especial evitan los posibles cambios o mejoras que los mecánicos puedan intentar para ganar unas decimas a largo de la temporada.

 

Este año, el Gran Premio de Qatar era el punto de partida oficial de la temporada y en donde este sellado de motores y homologación debía producirse tal y como explicó MotoGP. El reglamento esta temporada, permitía un cambio de hasta cinco motores para las 14 carreras del campeonato. El problema tiene su origen en que tras la segunda carrera, los pilotos de la escudería nipona ya habían utilizado cinco motores. Roturas en las motos de Rossi, Morbidelli o Viñales evidenciaban un problema en los mismos, en lo que acabo por descubrirse como un fallo en las válvulas.

El reglamento permite la reconstrucción de un motor tras haber rodado al menos 3.600 kilómetros, pero Yamaha no se acercaba a estas cifras por mucho. La escudería japonesa solicitó a la Asociación de Fabricantes y Equipos (MSMA) poder abrir sus motores y realizar estas modificaciones, pero recibieron una rotunda negativa al vulnerar el reglamento. La solución de Yamaha, ignorar es ta resolución y manipular los propulsores para arreglar el problema.

 

 

Una vez descubierta la trampa, (algo absolutamente previsible), los comisarios de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), comunicaron la sanción de 50 puntos con la que Yamaha perdía el liderato en la clasificación de fabricantes. La verdadera polémica aparece al descubrir que no existe ninguna penalización sobre los pilotos.

No existe discusión sobre la naturaleza de los hechos, es más, Yamaha, en un comunicado oficial «reconoce, respeta y acepta la decisión«. Una decisión absolutamente injusta cuya motivación residía en mantener la emoción en el campeonato de pilotos que de otra manera hubiese quedado prácticamente sentenciado.

Pilotos de la talla de Marc Marquez o su hermano Alex, se han mostrado muy críticos con esta decisión, argumentando con buen criterio en mi opinión, que alegar que los pilotos «no lo sabían» no tiene sentido, que la fábrica es muy abierta y como piloto siempre estás al tanto de lo que estás usando. Alex incluso ha ido más lejos afirmando «que Yamaha haya hecho un cambio (en sus motores) fue forzado por sus pilotos, que presionaban porque rompían y no tenían potencia. Al final la marca se vio obligada a hacer cosas que quizá no quería».

 

 

En esta misma línea Jack Miller, afirmaba de forma tajante «Si pillan a un piloto por dopaje, les quitan los puntos tanto al piloto como al equipo, y esto es hacer trampas, así que no penalizar al piloto es algo que no tiene ningún sentido».

Lo más curioso es que ninguna otra escudería apeló esta decisión y sienta un terrible precedente en el que es previsible que otros constructores vulneren estos precintos y se pueda aludir a este caso como precedente y eximente.

Esta forma de interpretar el reglamento en función de intereses mediáticos es una línea que nunca se debe traspasar, MotoGP con esta decisión da un duro golpe a la integridad de la competición y veremos como se desarrolla la próxima temporada y si los equipos intentan aprovechar esta situación y acaba teniendo que modificarse la norma tras convertir el reglamento en papel mojado.

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