¿Las amistades peligrosas de los árbitros. – Publicado en Diario AS. (02/09/2020)
El valor del deporte – Gonzalo Jiménez
Donde esta el límite entre la vida profesional y privada de los árbitros. ¿Pueden ser amigos de los futbolistas?
En esta ocasión la actualidad me obliga a retomar un tema que tratábamos hace unas semanas respecto de la gestión y los peligros que entrañan las redes sociales para los deportistas. En esta ocasión, no nos vamos a fijar en un jugador y su última «pifia» en internet, pero si por novedoso en la situación del colegiado César Noval, que denuncia que lo bajan a Segunda por aparecer en redes con jugadores.
César Noval ha acusado al Comité Técnico de Árbitros (CTA), de ordenar su descenso a Segunda división tras cuatro temporadas en la máxima categoría por motivos extradeportivos.
«Entiendo que obedece a otras consideraciones tales como mi aparición en algunas redes sociales con algunos jugadores de Primera división durante mi período vacacional compartiendo momentos del mismo, así como mi vinculación con determinado sector de la prensa».
La cuestión que se nos plantea es cuando pueden los colegiados entablar una relación con otros profesionales con los que comparten durante años numerosos días de trabajo, cual debe ser la línea que establezca el límite.
El estamento arbitral lleva años construyendo una muralla que evite que se cuestione su criterio, cada vez son menos los colegiados que hablan con los jugadores cuando les señalan alguna jugada y prácticamente cualquier protesta puede acarrear sanción, incluso la mera opinión critica tras el encuentro.
Hace unos años fue sonado el caso de Guardiola y Clos Gómez en el que a pesar de demostrarse que los colegiados faltaban a la verdad en el acta, no se altero la decisión o mas recientemente el caso de Neymar cuando UEFA decidió abrirle expediente disciplinario por criticar una decisión de un árbitro la temporada pasada tras el PSG – Manchester United en base a una interpretación realmente extensiva del reglamento disciplinario de UEFA.
Los árbitros no tienen que justificar sus actuaciones en rueda de prensa y ya parece que la única respuesta correcta cuando a un jugador o entrenador le preguntan por dicha actuación es “no hablamos de los árbitros”.
Parece evidente el estricto limite que se busca crear alrededor del arbitro, pero se vuelve más difuso en la otra dirección cuando nos encontramos situaciones de compadreo, en las que un arbitro puede pedir una fotografía a su idolo como le ocurrió a Messi hace unos años en el intermedio, o un autógrafo a Mesut Özil.Incluso casos más sorprendentes como la colleja que Alberola Rojas decidió propinarle a Álvaro Morata en pleno partido y cuando este protesto el exceso de confianzas, el colegiado opto por mostrarle la tarjeta. Simeone expresaba en rueda de prensa esta desigualdad, manifestando que por una situación similar con el cuarto arbitro el había sido sancionado cuatro partidos.
Realmente considero que la línea debería ser más fácil de trazar que todo esto y dichos limites deberían circunscribirse exclusivamente al ámbito profesional. Los árbitros deben contar con autonomía y libertad para hacer su trabajo pero no caer en el desarrollo de un dogma de infalibilidad arbitral.
Debe existir una protección del colegiado y su autoridad en el campo de juego para que pueda dirigir el partido y proteger el juego limpio, pero deben igualmente poder ser analizadas dichas decisiones determinantes y con carácter posterior al partido un entrenador, un jugador u otra persona vinculada debe poder expresar su opinión libremente sin que el pedestal arbitral resulte inexpugnable una vez el fin de dicha protección ha terminado. Un arbitro que es cercano con los jugadores o entrenadores y que esta abierto a hablar con ellos sobre su criterio y juicio, es más respetado y no tiene miedo de que los campos estén vacíos y se pueda oír lo que se dice.
Dicho esto, considero que si finalmente se confirma que el motivo del descenso de César Noval, esta fundado en haber coincidido en sus vacaciones con jugadores en activo, sin ninguna otra acusación de mayor calado, estaremos cruzando una frontera muy peligrosa entrando en la vida personal de cada uno. En ningún caso estaríamos tratando de un elemento de juicio sobre su desarrollo profesional y sí sobre su vida privada o sus amistades.