Ser famoso en un mundo que todo lo ve, lo escucha y no olvida..– Publicado en Diario AS. (14/07/2021)

El valor del deporte – Gonzalo Jiménez

La epidemia de videos y audios filtrados salpica a Florentino Perez tras el caso Griezmann.

Siempre abogo por que los futbolistas, deportistas y otros famosos deben tener un especial cuidado en como se comportan, lo que dicen o lo que publican en redes sociales. Hemos incluido diferentes artículos a este respecto en el Valor del Deporte, no por un mal entendido «precio de la fama» sino porque para bueno y para malo son referentes de muchos aficionados.

Dicho esto llega un punto en el que dichas precauciones no son exigibles si entendemos nos encontramos en el ámbito de la privacidad y debemos realizar un ejercicio de autocrítica sobre algunas informaciones a las que se da gran difusión entendiendo que es de interés público.

Los aficionados conocemos de los deportistas cuánto cobran, su estado de salud, donde viajan en vacaciones y por regla general una importante cantidad de declaraciones que realizan en diferentes eventos, ruedas de prensa o actos comerciales. Al parecer toda esta información no parece saciar nuestro interés y es donde surge un turbio negocio en el que se comercializa con la privacidad de estas personas.

Delincuentes como Rui Pinto creador de Football Leaks que a través del hackeo obtenía información confidencial para vender su publicación o chantajear a los implicados. No todo el mundo comparte esta visión y es justo decir que la Comisión Europa se ha mostrado tendente a desarrollar una nueva directiva que amparare a los ciudadanos que descubrieran secretos sobre ilícitos que favorezcan al interés general. Insisto en que sobre esta cuestión hay diferentes visiones a debatir pero es entendible por todos este debate al entender que los delatados están cometiendo un delito que perjudica a la sociedad en su conjunto.

Ahora hemos llegado a un nuevo escalón en esta invasión de la privacidad,aquellas cuestiones que no son consideradas delito, pero generan un llamativo interés social y aprovechándose de un escenario y un entorno en el cual la persona implicada tiene una razonable expectativa de privacidad, es grabado en video o en audio y posteriormente esta información se ve publicada en los medios de comunicación con el altavoz que el deporte proporciona.

Generalmente nos encontramos casos de índole sexual como las imágenes de la fiesta de los jugadores del Manchester City con 22 modelos que parece justificable porque resulta «escandaloso», el de Dele Alli que se justifica porque aparentemente mira a la cámara (lo cual implicaría conocimiento de que se esta grabando y no de su posterior difusión) o por ejemplo el de Victor Sanchez con su mujer que acabaría provocando que fuera despedido del Malaga. Ninguno de estos casos más o menos escandaloso bajo el escrutinio publico me parece justificable y menos aún que la víctima se convierta en el culpable.

En estos últimos días sin embargo hemos encontrado otros dos casos bastante llamativos, en primer lugar el caso de Griezmann y Dembélé. En este caso nos encontramos la filtración de un video que data de 2019 en la que durante una estancia en Japón y mientras unos operarios del hotel parece intentan arreglar la televisión en la que los jugadores estaban jugando a los videojuegos se produce una situación y comentarios en los que los jugadores aparentemente se «mofan» de estos operarios sin ser estos conscientes. Este evento ha provocado que el contrato de Griezmann con Konami haya sido cancelado por sus tintes racistas.Si bien se puede considerar que una actitud así es de una grave mala educación, considerar cualquier cuestión como racista por el mero hecho de que los intervinieres sean de una diferente etnia es absurdo. En cualquier caso y el punto esencial de esta argumentación, es que ese video respondía a un ámbito privado.

Esta semana se publicaba un audio, en esta ocasión del Presidente del Real Madrid Florentino Perez, que data de 2006 en el que afirmaba que «Raúl y Casillas son las dos grandes estafas del Real Madrid».

Independientemente de que a nivel personal discrepe profundamente de esta afirmación, el Presidente del Real Madrid tiene que tener una postura de opinión correcta sobre los capitanes del club en el ejercicio de sus funciones y defender los intereses del club por encima de sus opiniones personales, pero en el ámbito privado tiene derecho a poder expresar la opinión que considere oportuna sin que deba exceder este ámbito en ningún caso y menos aún recibir recriminaciones por ello.

Como sociedad reclamamos que las redes sociales no recojan nuestros datos, tenemos que clicar en numerosos permisos (que casi nadie lee) cada vez que entramos en una web, pero cuando se trata de los famosos, entendemos que hay carta blanca y que la privacidad no existe. Esta realidad en la que a día de hoy todos tenemos un teléfono móvil con cámara y capacidad de grabación y envío casi instantáneo a todo el mundo a través de las redes me parece perturbadora convirtiendo a cada ciudadano en potencial detective, pero sobretodo en juez de lo que puede ser o no de dominio publico tras invadir la privacidad de otra persona.

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