Autor: Marcos Gullón Ferrera – Futbolista profesional
Fin de semana del 18 de octubre de 2020. Un fin de semana normal para casi todos, pero especial para un colectivo que arranca un curso en busca de soluciones. El fútbol semiprofesional entra en escena herido, la COVID-19 ha puesto contra las cuerdas la viabilidad de los clubes al reducir de manera drástica dos de las principales fuentes de ingresos, la taquilla (abonos y entradas) y las aportaciones de empresas (ante la situación económica).
La Segunda División B del fútbol español es en una categoría de fuertes contrastes, en ella que compiten auténticos “monstruos”, como el Deportivo de la Coruña o el Racing de Santander, con clubes humildes en los que cada gasto se mira con lupa. Este contraste ha originado el apellido de semiprofesional, profesional en la forma de trabajo, en la exigencia, en la ilusión, en los futbolistas, en los preparadores y amateur en sólo un aspecto, en lo económico. La fuerte desigualdad en la estructura de los clubes competidores y la falta de ingresos que faciliten la rentabilidad de muchos de ellos lleva años en busca de solución. Por ello y aprovechando la suspensión provocada por la primera ola del “coronavirus” se afronta una temporada 2020-21 con vistas a encontrar el camino de la viabilidad y por qué no, de la igualdad.
La idea es clara, pasar de los tradicionales 4 grupos de 20 equipos (vía 5 grupos de 20 equipos) a la tierra prometida de la nueva categoría formada por únicamente 2 grupos de 20 equipos, la llamada Segunda B Pro.
La televisión
La Segunda B Pro, busca profesionalizar valga la redundancia la situación de los clubes y en consecuencia de los futbolistas. Para ello el punto de mira está en la venta de los derechos de televisión para a partir de ahí crecer conforme aumente el atractivo de la competición y los ingresos. La idea parece lógica, nada nuevo, copiar a los mayores. Y es que hay equipos históricos, equipos con proyectos de una categoría superior, equipos con estadios de primera, equipos en ciudades con potencial; todos, con la capacidad de atraer al motor de todo esto, los aficionados y por ende las televisiones.
Por ello y con esta idea en mente, la Segunda B Pro está hecha para los Hércules, Nástic, Recre, Atlético Baleares, Depor, Racing, Burgos, Salamanca… entre los que sueñan con meterse los humildes y coger su trozo del pastel.
¿La ruina?
Tan claro está el lado bueno que nadie quiere mirar el otro lado, da cosa hasta nombrarlo. Si ya era complicado cuadrar las cuentas antes, ¿qué va a pasar en la categoría resultante? La Segunda B a secas, se convertirá en una categoría devaluada cuya viabilidad será un experimento y que necesitará de mucho cariño por parte de la federación española. La tercera división, por lo tanto, pasará a ser la 5a categoría del fútbol español y será responsabilidad de las federaciones regionales que deberán encontrar la fórmula de mantenerla viva.
*(21 equipos en 2 grupos por la fase de ascenso inacabada, 102 equipos en total en 2aB)